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El turbocompresor de un coche es un elemento fundamental en el contexto de la automoción actual, en el que se busca la máxima eficiencia sin sacrificar sostenibilidad.
A lo largo de este contenido descubrirás para qué sirve un turbocompresor, cómo funciona, qué ventajas aporta y cuáles son los síntomas de avería más frecuentes.
Además, te facilitamos las claves de su reparación y cambio, así como el coste estimado de sustituirlo.
¿Qué es un turbocompresor?
El turbocompresor es un sistema de sobrealimentación que tiene como función principal aumentar la cantidad de aire que entra en el motor para que la combustión sea más eficiente.
Para ello, dispone de una turbina que aprovecha la energía de los gases de escape para accionar el compresor, que a su vez introduce aire comprimido en la cámara de combustión.
Este mecanismo logra una mayor potencia sin incrementar el consumo de combustible y permite que los motores de los coches diésel y gasolina modernos cumplan con las exigentes normativas de emisión.
¿Cómo funciona un turbocompresor?
Para entender cómo funciona un turbocompresor, aquí tienes los 6 pasos de su funcionamiento:
- Los gases de escape del motor impulsan una turbina.
- La turbina está conectada mediante un eje a un compresor.
- El compresor aspira aire del exterior y lo comprime, aumentando su densidad.
- El aire comprimido entra en la cámara de combustión, mezclándose con el combustible.
- Esta mezcla permite generar más potencia y reduce el consumo específico de combustible.
- Un intercooler enfría el aire comprimido antes de que entre en el motor, mejorando la eficiencia y evitando detonaciones.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando falla el turbocompresor? Que el motor pierde potencia, aumenta el consumo de combustible y pueden aparecer ruidos anómalos o humo excesivo en el escape, entre otros síntomas que vamos a ver más adelante.
¿Todos los coches tienen turbocompresor?
No todos los coches incorporan turbocompresor: los vehículos de combustión interna atmosféricos funcionan sin este sistema, mientras que los turbo alimentados sí lo incluyen.
En la actualidad, la mayoría de los coches diésel y gasolina modernos utilizan turbocompresor para cumplir con los estándares de emisiones, mientras que los atmosféricos tienden a ser menos eficientes y más contaminantes.
Ventajas del turbocompresor en coches diésel
El turbocompresor presenta tres ventajas principales en un coche diésel:
Eficiencia: el turbocompresor de los coches diésel permite obtener más potencia con menor cilindrada a la par que se reduce el consumo de combustible.
Reducción de emisiones: al mejorar la combustión, el turbocompresor tiene un efecto anticontaminación que ayuda a disminuir la emisión de partículas y óxidos de nitrógeno en los vehículos diésel.
Rendimiento: proporciona una respuesta más rápida y un par motor elevado a bajas revoluciones, ideal para el uso urbano y en carretera.
En definitiva, gracias al uso del turbocompresor se favorece una conducción más sostenible sin sacrificar prestaciones en los vehículos modernos.
Turbo eléctrico: diferencias y ventajas
Si has escuchado o leído acerca del turbo eléctrico, debes saber que es una evolución del turbocompresor tradicional que incorpora un pequeño motor eléctrico que asiste a la turbina, eliminando el retardo típico de los turbos convencionales (en inglés, turbo lag).
La respuesta de este sistema es mucho más inmediata y reduce aún más las emisiones.
Síntomas de avería en un turbocompresor
El turbocompresor del motor del coche puede sufrir averías, siendo estos los síntomas más comunes:
Pérdida de potencia
Si notas que el vehículo acelera con dificultad o pierde fuerza, es un indicativo claro de que el turbocompresor no está funcionando correctamente.
Ruido de silbido
Un silbido agudo al acelerar suele indicar fugas de aire, desgaste en los rodamientos o problemas en la turbina.
Consumo de aceite de motor excesivo
El aumento en el consumo de aceite puede deberse a fugas internas en el turbocompresor, lo que afecta la lubricación y puede provocar daños graves.
Luz de advertencia de motor
La activación del testigo de avería en el cuadro de instrumentos puede estar relacionada con fallos en el sistema de sobrealimentación.
¿Se puede reparar un turbocompresor?
La reparación de los turbocompresores es viable cuando los daños son localizados y no han afectado las partes críticas, como el eje o la carcasa.
Si el desgaste es severo o existen daños estructurales, conviene optar por el reemplazo completo para garantizar la fiabilidad del motor.
Cómo cambiar un turbocompresor: paso a paso
En el caso de optar por reemplazar el turbocompresor, conviene seguir un paso a paso específico:
1. Prepara el motor
Desconecta la batería y deja enfriar el motor antes de comenzar.
2. Accede al turbocompresor
Retira las protecciones y cubiertas necesarias para poder acceder a desmontar los tubos de admisión, escape y aceite conectados al turbocompresor.
3. Desmonta el turbocompresor
Afloja y retira los tornillos de fijación para proceder a la extracción del turbocompresor. Hazlo con cuidado, evitando dañar juntas y superficies de contacto.
4. Haz limpieza y revisión
Elimina cualquier resto de junta o suciedad en las superficies de montaje. De paso, revisa el estado de los conductos de aceite y sustituye los que presenten obstrucciones o daños.
5. Instala el nuevo turbocompresor
Coloca juntas nuevas y posiciona el turbocompresor sobre el colector. Aprieta los tornillos al par especificado por el fabricante y luego coloca de nuevo los tubos de admisión, escape y aceite, vigilando que queden 100% estancos.
6. Haz un primer arranque de prueba
Añade aceite nuevo en el orificio de admisión del turbo, gira manualmente la rueda compresora para asegurar su libre movimiento y arranca el motor. Verifica la ausencia de fugas y ruidos anómalos.
7. Haz la calibración del turbocompresor
Antes de circular, y tras cambiar el turbocompresor, no olvides recalibrarlo. Tan solo tienes que ajustar el actuador y la geometría variable (si aplica), siguiendo las especificaciones del fabricante.
Puedes hacerlo con equipos de diagnóstico avanzados como los de Delphi, que permiten la verificación en tiempo real de los parámetros del turbocompresor. Para visualizar este paso y conocer más sobre el tema, puedes consultar el siguiente video:
Respecto al precio de cambiar el turbo de un coche, has de saber que el coste oscila entre 1.000 y 3.500 euros, dependiendo del modelo, la marca, el tipo de turbocompresor y la mano de obra.
¿Cuándo conviene cambiar el turbocompresor?
Además de en situaciones de desgaste o daño, conviene cambiar el turbocompresor cuando el kilometraje supere los 150.000 km o si el uso del vehículo es intensivo (trayectos cortos, cargas elevadas).
Para prevenir fallos prematuros, utiliza siempre aceite de calidad, respeta los intervalos de mantenimiento y evita aceleraciones bruscas con el motor frío.
Preguntas frecuentes
A continuación, resolvemos algunas de las dudas más habituales sobre el turbocompresor de coche:
¿Puedo conducir con el turbocompresor dañado?
No, ya que puedes poner en riesgo el motor. Hacerlo puede provocar pérdida de potencia, aumento de consumo y daños en otros componentes.
¿Qué mantenimiento necesita un turbocompresor?
El mantenimiento que necesita un turbocompresor para prolongar su vida útil es sencillo: utilizar aceite de calidad, realizar cambios periódicos y revisar el sistema de lubricación y filtrado de aire en cada revisión.
¿Cuál es la diferencia entre turbocompresor y sobrealimentador?
El turbocompresor utiliza los gases de escape para generar presión, mientras que el sobrealimentador se acciona mecánicamente mediante una correa conectada al motor.
Aunque el sobrealimentador es más rápido en su respuesta, incrementa el consumo; siendo más eficiente el turbocompresor a la hora de equilibrar la balanza potencia-emisiones.
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